Cuanto estás resentido con tus padres es muy difícil que te sientas en paz contigo mismo pues ellos representan los esquemas básicos a partir de los cuales se estructura nuestra personalidad.
Nuestros padres son los pilares básicos de los cuales partimos por lo que son un referente vital para generar unas buenas raíces y pisar fuerte en la vida.
Las personas que se encuentran peleadas o resentidas con sus progenitores son más propensas a quedarse estancadas en muchas áreas de su vida; al no tener un buen arraigo (y eso se consigue aceptando de donde venimos) se tambalean constantemente, se sienten víctimas y carentes de apoyo.
Y lo que es peor las personas resentidas con sus padres no solo están resentidas con la vida si no también con ellos mismos.
Para saber quien eres, conocer tus fortalezas y amarte incondicionalmente tienes que saber de donde partes y vienes de tus padres por lo que es inútil mirar hacia otro lado.
Es muy importante realizar un trabajo de integración y reconciliación de la figura paterna y materna para movernos en la vida desde la seguridad y la confianza.
Reconciliarte con las raíces es asumir lo bueno que me dan los padres y desde el más absoluto respeto y humildad transformar en ti lo que no te gusta.
Recuerda que nuestros padres marcan nuestros patrones pero nosotros desde nuestro libre albedrío decidimos por donde cortar.
Nuestros padres son nuestra escuela, ellos nos indican con sus «defectos» lo que tenemos que ordenar y corregir en nosotros, por eso en muchas ocasiones las familias cargadas de muchos condicionamientos brindan el ambiente idóneo para limpiar y transformar todos esos condicionamientos en uno mismo, desde esta perspectiva el trabajo se hace mucho más liviano.
Cuando una acepta a sus padres, los toma con lo bueno y con lo malo, sin juicios, a partir de ese momento la persona empieza a estar preparada para coger impulso desde una buena base y desde ahí proyectarse hacia el futuro con confianza en el mismo y en la vida.
Cuando uno deja de estar peleado con los padres se reconcilia con la vida entera y con el mismo.
Te deseo feliz vuelta al hogar.
Muchas gracias Virgina. Cuando dices «reconciliarte», ¿lo dices física o emocionalmente?. Me refiero, a que si es suficiente con emocionalmente aceptarles con todas sus limitaciones y toxicidades, aceptar que son así y perdonarles en tu corazón por no querer/saber tomar consciencia de si mismos y seguir con tu vida, o si es necesario inmolarse y aprender a sufrir los embestidas como mártir desde dentro del caldo de nuevo.
(La última frase puede sonar a guasa, pero lo digo de verdad).
Hola, no he podido evitar reirme con la última parte de tu comentario 🙂
Si, con lo de reconciliarse me refiero a un proceso interno de aceptación de lo que te gusta y no te gusta de tus padres para asumirlos como son, tomar de ellos lo que te guste y transformar en ti lo que consideres necesario.
Por supuesto, no es necesario ni conveniente inmolarse pues eso sería quedarse en el victimismo, el trabajo consiste en asumir la responsabilioadad que ahora tenemos siendo adultos y decidir si queremos continuar en ese ambiente o no.
Un abrazo y gracias por tu aportación.
Reflexionando en mi niñez me doy cuenta de lo disfuncional de mi familia. Estoy aceptando lo bueno y lo malo de lo que fué lo «normal» durante años de formación. Me estoy liberando de abuso, tristeza entrelazados con momentos placenteros. Un paso a la vez….
Me alegro que estés en un proceso de reconciliación y aceptación. Un abrazo y gracias por comentar.
Creo que asi como debemos sanar a nosotros mismos, debemos sanar lo que nos rodea con nuestras sanas acciones.
Todo va de la mano Marlen, siempre que sanamos y realizamos cambios a mejor, los efectos se extienden a nuestro alrededor.