Este es un post que escribí hace unos meses para el blog duelo gestacional y perinatal.
Tu mundo en pedazos
La pérdida de un bebe le hayamos conocido o no es sin duda la situación más desgarradora a la que una mujer puede enfrentarse porque literatamente le rompe interiormente.
Este suceso produce una gran escisión interna,
la vida te ha golpeado fuertemente y te encuentras
noqueada,
desorientada,
aturdida,
con las expectativas rotas y
con mucho dolor porque alguien quedo atrás y tú acompañada de tu inmenso dolor tienes que seguir adelante.
La pérdida golpea como un rayo que te atraviesa haciéndote replantear todos tus valores y quien eres realmente.
El duelo ante la pérdida es un proceso de recomposición, de unir todas las piezas internas y formar con ellas un tú que no había existido hasta el momento y eso es un abismo, da vértigo y produce una soledad aterradora.
Está claro que en un proceso de duelo una no se siente objetiva ni con muchas fuerzas para buscar recursos ante el dolor pero existen algunas actitudes sanadoras que podrán ayudarte en este proceso.
Actitudes Sanadoras
1. El camino de las lágrimas
El duelo inicial ante todo es ÍNTIMO y a veces solitario, las personas más próximas pueden entender y empatizar con tu dolor pero eso es un consuelo a medias porque eres tú quien lo estás sintiendo, eres tú la que estás en agonía, eres tú la que te despiertas llorando por las noches, eres tú la que estás rota.
Tu pena es algo tan íntimo y profundo que solo puedes comprenderla tú y en la soledad de tu intimidad las lágrimas liberan al exterior esa pena, cada una de esas lágrimas es el bálsamo amortiguador que te devuelve poco a poco a la vida liberando parte de tu sufrimiento. Las lágrimas son tus primeras aliadas, te alientan y ayudan a mitigar el dolor, la rabia y todo tipo de emociones encontradas.
Las lágrimas son el primer paso hacia la recomposición y hacia tu nueva integridad, y sólo tú sabes todo lo que necesitas llorar, no reprimas tu pena. A veces las lágrimas se desbordarán con facilidad y podrás pasarte días enteros llorando, a veces pasarán meses hasta que puedas derramar una sola lágrima pero cuando estas lleguen atreve a soltar, no retengas, no te escondas de tu pena.
Tu pena necesita ser vivida.
Mira a tu pena de frente, acógela.
Solo así, podrás liberarla.
2. Acallar las palabras que duelen
El duelo es un proceso donde no te reconoces, te sientes vulnerable y especialmente sensible, deseas encerrarte en tu cueva para llorar tu pena, temes que cualquier gesto o palabra del exterior pueda ahondar aun más en tu herida.
Los familiares (independientemente de que sean más o menos cercanos) y amigos ante una situación de perdida pueden sentir dolor pero su grado de dolor no es el mismo que el tuyo, en muchas ocasiones querrán ayudarte con la mejor de sus intenciones y a través de sus palabras harán justo lo contario, si alguien te dice tonterías que te hacen sufrir ante una situación como esta tienes que aprender a protegerte.
Muchas veces estas palabras dolorosas vienen de personas que consciente o inconscientemente rechazan el dolor y eso las puede volver insensibles ante este tipo de situaciones.
Quizá no quieran lastimarte pero con su actitud acabarán haciéndolo tarde o temprano.
Si hace poco que has tenido una pérdida te sentirás vulnerable, como de cristal y quizás no necesitas palabras de consuelo o aliento, al menos no ahora, la mayor parte no te van a servir y en el peor de los casos pueden lastimarte y enfurecerte, más bien necesitas estar sola en tu intimidad o al lado de alguien que sienta un profundo respeto por el dolor y sobre todo que no se asuste ante él.
El dolor es incómodo, todos los sabemos, pero quien puede acompañarte en esta etapa con su presencia más que con sus palabras se convertirá en tu VERDADERO APOYO.
En estos momentos es vital expresar el dolor solos o en compañía, porque ahora dolor es lo que somos.
3. Respeta como te sientes y date el tiempo que necesites
Los demás querrán que estés bien cuanto antes, incluso pueden llegar a presionarte, no comprenden que este es un proceso que no se puede forzar, sentirse mejor es un proceso paulatino y diferente en cada persona, querer estar bien de forma inmediata es ir contracorriente y eso solo alarga el duelo.
Si el exterior se hace muy duro, si las palabras no te consuelan, si te cargan de culpa o si se vuelven estacas que se clavan en tu herida tienes que protegerte poniendo distancia emocional y si es necesario distancia física con quien consideres, recuerda que el rechazo al dolor puede volver insensibles a determinadas personas y eso ahora a ti no te ayuda en absoluto.
En estos momentos puedes permitirte ser egoísta y no actuar por hipocresía, elige con quien realmente quieres compartir este proceso.
Quien en tu proceso prefiera ahogarse en tus lágrimas de dolor antes que en las risas de alegría de los demás, será la única compañía beneficiosa a tu lado.
4. La red de apoyo
Con el paso del tiempo y superada la agonía y pena inicial una comienza poco a poco a abrirse, parece que empieza a existir vida ahí fuera y el mundo ya no se percibe tan hostil.
Aquí se puede hablar con más naturalidad de lo ocurrido y esta es una excelente forma de seguir integrando el dolor, ya puedes expresar y compartir verbalmente tu dolor con los demás de una forma más serena y sosegada.
Poner nombre y hablar del hijo fallecido es una forma de hacerle hueco en el sistema familiar para que ocupe el lugar que merece y le corresponde aunque no esté físicamente.
Buscar una red de apoyo de personas que hayan pasado por un proceso similar al tuyo hace que el duelo sea mucho más llevadero. Hablar de tu proceso en un ambiente seguro y protegido te abre ampliamente a un camino de aceptación.
Compartir experiencias comunes te ayudará a sentirte más comprendida, protegida y establecer lazos desde esa comprensión.
Esta red vinculante es verdaderamente sanadora.
5. La importancia del ritual
Una pérdida es un hecho ineludible que nos acompañará siempre pero para sentirte en paz es importante poner un cierre metafórico.
Los actos simbólicos ayudan a concentrar la energía y reforzar la intención debido a su gran capacidad para movilizarnos pues hablan en términos que solo entiende el inconsciente y no nuestro pensamiento lógico, lineal y racional.
Esto se hace a través de los rituales.
Si nos has podido enterrar al ser que ha fallecido, siempre tienes la oportunidad de hacerlo de forma metafórica y para ello puedes utilizar herramientas u objetos que para ti tengan una vinculación con el bebe.
No hay una forma rígida de hacerlos, si es importante realizarlos desde el respeto y el sentimiento.
Quizás te apetezca escribirle una carta expresando todo tu sentimiento, luego puedes quemarla como símbolo de transformación.
El ritual es un tiempo y espacio sagrado donde puedes permitirte expresar a ese ser todo lo que deseas contarle y no te has permitido hasta el momento, también puedes despedirte de él deseándole lo mejor y haciéndole saber que siempre tendrá un hueco en tu corazón.
Algo no volverá a ser igual
Está claro que cuando se produce una pérdida algo cambia en tu interior, no volverás a ser jamás quien eras.
Algo de ti se ha ido con ese ser y algo nuevo dentro de ti emergerá con fuerza, acógelo.
Ese es el regalo que te ofrece el ser que se fue y que ahora vive en ti.
Muy interesante……Pienso que este artículo puede servir para otro tipo de duelo.
Efectivamente Pamela, este contenido se puede extrapolar a cualquier tipo de perdida.