Un vínculo tóxico siempre es cosa de dos.
El primer paso para desengancharte de un vínculo tóxico es asumir tu parte de responsabilidad en la creación y mantenimiento de este vínculo.
Dos no pelean si uno no quiere.
De la misma forma, no hay conflicto si una de las dos personas que lo alimenta se aleja del conflicto.
Muchos dirán si ya..
«pero es que me busca»,
«no empiezo yo»,
«yo solo me defiendo»,
«saca lo peor de mi»
«no puedo evitar reaccionar así» y un largo etc de excusas.
Estas excusas te sirven para señalar y culpar al otro y de esta forma evadir tu parte de responsabilidad en el asunto.
Si uno no acepta que inconscientemente también es la fuente y mantenimiento del conflicto no habrá lugar realmente para el cambio.
Sin responsabilidad no hay nada que hacer.
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Lo primero es aceptar tu parte de responsabilidad para después observar que actitudes de tu madre son las que encienden la mecha en ti.
A este fenómeno se le llama proyección.
El primer paso para salir de esa toxicidad es observar precisamente que actitud o actitudes concretas de la otra persona te hacen reaccionar excesivamente o detonar, si quieres puedes escribir, dale forma a eso, cuanto más concreto seas escribiendo y observando después, mas podrás averiguar sobre cuales son aquellas actitudes o aspectos de la personalidad de tu madre te hacen saltar.
Estos detonadores nos hablan de las propias carencias, de aquellos aspectos que nos reflejan nuestros padres y que debemos trabajar en nosotros. Me explico:
Si te molesta que tu madre sea una persona especialmente fría, bruta o emocionalmente distante, tendrás que resolver eso mismo en ti, es decir, tendrás que preguntarte en que medida te tratas a ti mismo o misma de la misma forma en que lo hace tu madre.
Por otro lado a tu madre hay que dejarla con lo suyo. Las madres dan hasta donde saben o pueden y exigirles otra cosa diferente solo hace avivar el conflicto.
Te propongo ahora un ejercicio:
Escribe en una hoja todas aquellas cosas que te hacen saltar de tu madre.
Identificarlas te hará ser mucho mas consciente de ellas.
Hacer este ejercicio te ayudará en situaciones venideras de conflicto, al hacerlo tomarás consciencia y por lo tanto la próxima vez que vayas a entrar en conflicto o pelea se te va a encender una bombillita que te va a permitir tener un pequeño margen de actuación y no reaccionar a la primera de cambio.
El permitirte ese espacio va a hacer que a lo mejor emitas una respuesta más adecuada o amorosa en esa situación, una respuesta que no avive el fuego.
Otra cosa que puedes hacer después de tener esos disparadores identificados es pensar en como actúas o respondes en esas ocasiones y valorar si de ahora en adelante puedes emitir otro tipo de respuesta diferente.
No existen respuestas encorsetadas para estas ocasiones que se apliquen como una fórmula matemática, de lo que se trata realmente es de que des nuevas respuestas que te permitan sentirte mejor contigo mismo; responder a tu madre con su misma moneda nunca te va a hacer sentir mejor.
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En el momento que entras al trapo, gritando, enjuiciando o corrigiendo estás perdido.
En el momento que entras al trapo te enganchas a la toxicidad de mamá y perpetuas sus patrones.
Salir de esa toxicidad no es fácil y por supuesto requiere más pasos que el aquí expuesto pero creo que este es un buen punto de partida para tomar consciencia y reflexionar sobre ello.
En nuestra mano se encuentra la alquimia de transformar el conflicto en paz.
Hasta entonces continuamos aprendiendo.
Hola Virginia!!
Muy bueno!! Desde luego que el ejercicio que propones parece realmente útil. Identificar esos aspectos que no toleramos (en nuestra madre y por reflejo, de nosotros mismos) y plasmarlos en un papel nos hará más consciente de ellos en las interacciones que tengamos. Es un pequeño-gran paso para tomar distancia de las reacciones emocionales que nos evocan esas situaciones que no terminamos de aceptar.
Me viene que ni pintao este artículo, jeje. Muchas thanks.
Un abrazo!! 🙂
Hola Jesús,
Gracias por tu feedback.
Efectivamente como bien dices hacer este ejercicio es un pequeño-gran paso para ser más conscientes de como nos relacionamos de forma automatizada con nuestras madres.
Espero que lo pongas en práctica y sobre todo que te sirva ?
Un abrazo.
Me ha encantado, como siempre, tu artículo.
Muchas gracias, no había reflexionado acerca de cómo lo que más nos molesta en nuestra madre y aquello que al mismo tiempo «enciende la llama» puede ser precisamente algo en lo que debemos trabajar nosotros mismos.
A mí me pasa mucho cuando no me siento valorada por ella (actitudes, comentarios, desprecios, etc) que luego, pensándolo, me digo, «pero y yo, ¿me valoro?» Y me doy cuenta de que no, pero igualmente siento rabia porque pienso que no me valoro porque ella no me valoró de pequeña ni me valora ahora, es decir, al final la acabo responsabilizando por mis carencias aunque yo sea ya adulta, porque creo que, si me hubiese valorado de pequeña, ahora no tendría ese problema.
Es un círculo vicioso, pero como dices, es cuestión de ir tomando conciencia y paso a paso..
¡Que tengas un bonito día!
Hola Lupe,
Agradezco mucho tu comentario.
Qué bueno que el post te haya hecho reflexionar y que además lo compartas.
Siempre digo que podemos ver a los padres de dos formas: como un lastre o como una bendición, si empezamos a verlos de esta manera pasan a convertirse en una plataforma que nos permite crecer y esto último se consigue cambiando la forma en como los vivenciamos y transcendiendo los patrones limitadores que nos han inculcado.
Que tengas un gran día ?
Un abrazo.
Pienso y siento lo mismo que Lupe. Muchas gracias por tu artículo. Se siente uno tan bicho raro cuando en vez del estereotipo de «madre amorosa e incondicional» tiene lo contrario, que este tipo de artículos hacen que uno se sienta, al menos, comprendido (y ya es mucho en nuestro caso).
Muchísimas gracias, Virginia.
Muchas gracias por expresar y compartir tu sentir.
Es verdad, parece raro hablar de un tipo de madre que no esté relacionado con el amor incondicional y en realidad este arquetipo de madre ideal amorosa es un arma de doble filo, por un lado para las madres puede ser una guía o referencia para cultivar las cualidades de la madre amorosa pero para los hijos este arquetipo ideal a veces es muy dañino porque el niño se queda en el anhelo de la madre amorosa ideal, perfecta y nutridora que no tiene y en ese deseo de cuidado y atención que no recibe empieza a sentirse profundamente herido.
Lejos de este arquetipo, la realidad es que la mayoría de las madres desde su imperfección van haciendo lo que buenamente pueden. Por eso verlas como personas reales con sus limitaciones ayuda a humanizarlas y a que los hijos podamos sentirnos mejor.
Un fuerte abrazo.
Nada es casual.
En un día como el de hoy, en el que ya siento que están sanando muchos aspectos dolorosos de mi relación con mi madre, he parado un momento por parecerme un momento idóneo para leer tú artículo, y ¡¡que bonito!!.
Supongo que como todas, yo también he odiado y he querido a la vez y al mismo tiempo a mi madre, aunque creo que después de 43 años, entendí que si firmaba la paz con ella, obtendría mi paz interna, pues de lo contrario viviría en una guerra sin fin, que en realidad era o es un poco todavia una guerra en mi interior.
Muy bonita tu reflexión Brigida. Gracias por compartirla.
Mi madre es un ser maravilloso y también el mas vil… yo sé que las palabras son duras pero es el sentir de muchos. No me molesta no hablarle, ni estar cerca ella, pero lamentablemente convivimos juntas y las fricciones siempre se generan.. en una ocasión luego de conversar con ella por un tema de fricción, simplemente me dijo lo siguiente: «tu te sientes así porque te das por aludida»; o sea, al final para ella, solamente yo era la única culpable del conflicto y vale decir que es lo que pensamos tod@s aquellos que acusamos a nuestra madre de ser la causante, y al mismo tiempo puedo afirmar con seguridad que para nuestra madre somos nosotros los únicos responsables de la pelea. Volviendo a mi conversación con mi madre, todo se detuvo cuando ella me dijo aquellas palabras, me quedé fría analizando con detalle si lo que ella decía era cierto y vaya que lo era. Gracias doctora por darle mayor profundidad a las acciones que nos mueven (antes durante y después) del conflicto con nuestras madres. Y me aterra pensar que mas adelante pueda replicar todas estas actitudes en mi niña de 6 años.
Hola Elena gracias por compartir, de esta forma aprendemos todos. Es probable que tú madre desde su perspectiva piense que tú eres la única culpable de la pelea, cuando la realidad es que en cualquier pelea ambas partes son responsables (que no culpables). Lo más importante es tener voluntad de querer salir del conflicto independientemente de quien lo haya iniciado. Un abrazo.