Ante la presencia de personas que nos tocan la herida infantil experimentamos una regresión automática y nos sentimos de nuevo como si fuéramos un niño indefenso, inseguro y sin recursos…
No sé si como a mi te habrá pasado en más de una ocasión sentirte como un niño pequeño e inseguro ante determinadas personas.
Cada vez que nos sentimos así, estamos cediendo nuestro poder personal sin ser conscientes de ello.
Desde luego esta sensación de sentirse inferior y torpe no es grata en absoluto.
Lo mas difícil en este tipo de situaciones es saber los motivos por los cuales te estás sientes así de desempoderado, inseguro, torpe e incluso hasta con miedo.
Para dar luz a este tipo de situaciones te invito a que tomes lápiz y papel y escribas acerca de aquellas personas que te hacen «tambalear» y pasarlo mal cuando interactúas con ellas, después escribe a quien te recuerdan.
Personas que re-activan nuestra herida
Gracias al trabajo de sanación de la herida infantil que hago en consulta, he podido comprobar que existe un nexo entre las personas que nos hacen tambalear y aspectos de nuestra herida infantil aun no sanados y que por tanto se hallan en la sombra.
Veamos un ejemplo:
Una de mis pacientes se sentía muy desempoderada ante la presencia de mujeres que representaban un cargo de autoridad o tienen una conducta muy autoritaria.
En este caso mi paciente ya tenía muy identificado el perfil de las personas que le sacan de sus casillas y remueven sus entrañas.
Entonces rápidamente nos dispusimos a indagar en las causas o motivos de su enorme malestar ante la presencia de estas mujeres autoritarias, rápidamente llegamos a una contundente conclusión: el perfil educativo de su madre era la causa.
Su madre tiene la creencia de que las cosas se tienen que hacer de una determinada manera y no dejaba espacio y libertad a su hija para poder experimentar su propia forma de hacer las cosas, esto a mi paciente le hacia sentir como una niña dependiente que no podía crecer y experimentar por si misma.
Mi paciente descubrió que ante personas con un perfil similar al de su madre se sentía como si tuviera una especie de regresión automática a su infancia.
¿Cómo liberar la herida y empoderarnos?
Para soltar ese miedo a las figuras femeninas de autoridad tenía en primer lugar que expresarle a su madre (desde la adulta que ahora es) como se sintió para liberar la herida enquistada.
Obviamente este expresar no es literal, si no que se hace mediante una visualización u otra técnica como puede ser la silla vacía, lo sorprendente es que el efecto de liberación emocional que produce es el mismo que si se hiciera físicamente.
Para que esta visualización y comunicación con su madre fuera efectiva tuvimos en cuenta 4 pasos:
- Expresar a su madre de forma asertiva en primer lugar como ella vivía y sentía su estilo educativo
- Expresar acto seguido como le hubiera gustado ser tratada de niña y también ahora de adulta
- Hablar con su parte de niña que se sintió tan amenazada por su madre para tranquilizarla y hacerla sentir a salvo
- Decretar como le gustaría sentirse a partir de ahora al relacionarse con su madre y por extensión con las figuras femeninas de autoridad
EL tercer paso era fundamental para tomar plena responsabilidad en como desea sentirse ella, independientemente de que la madre continuara repitiendo los mismos patrones de conducta; lo sorprenderte es que cuando se produce un cambio interno, los patrones y actitudes de los demás ya no nos afectan tanto.
Este trabajo la ayudó a:
- comprender las causas de su miedo y malestar
- liberar la emoción dañina que la hacía sentirse igual que cuando era una niña
- sentirse con más recursos, tranquila y centrada ante aquellas personas y situaciones que antes le tambaleaban
Y es que poner orden en tu pasado hace que te empoderes de forma inmediata.
Como conclusión, es importante recordar que nuestro poder personal no nos lo quita nadie, lo cedemos cuando aparecen personas que nos mueven aspectos que se encuentran en nuestra sombra y que por tanto son aspectos no amados y comprendidos.
Por ello, amar aquellas partes que nos dolieron y duelen de nosotros mismos es la clave para recuperar el poder personal y de esta forma sentirnos más fuertes y adultos en todas nuestras relaciones.
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Es cierto, a mi me pasaba fuertemente en el pasado, figuras de autoridad tanto masculinas como femeninas me recordaban a mi figura paterna autoritaria, yo lo que hago es tranquilizar al niño interior para que no se sienta con miedo.
Muchas gracias por compartir. A mi me pasa con mujeres autoritarias o muy abasalladoras que se meten en todo, como mi madre pero también con figuras tanto masculinas como femeninas que elevan su tono de voz. Podría deberse a todos los gritos y manipulación de mi niñez y adolescencia