En este post te quiero contar algo de suma importancia a la hora de cambiar la relación que hoy día tienes con tu madre.
Se trata de un cambio de perspectiva, un cambio de visión.
Doy por hecho que si estás leyendo estas palabras, la relación con tu madre es conflictiva o no muy buena, e inclusive puede que te encuentres distanciado físicamente; conozco a muchas personas que se encuentran a miles de kilometros de su madre y aun así continúan rumiándolas y claro está: eso les roba una gran cantidad de paz interior.
1. La paz interior debe ser tu prioridad
Tú como adulto eres capaz de entender a la perfección que tu madre lo ha hecho contigo lo mejor que ha podido en base a sus posibilidades, esto lo puedes admitir, más sin embargo por sí solo saber esto no te ayuda…
Te invito antes de continuar con la lectura a que veas este vídeo (es cortito, no te preocupes) donde te explico este nuevo enfoque 👇👇
2. ¿Pero quién es realmente el que está enfadado con tu madre?
Es muy importante que te hagas esta pregunta 🤔
En realidad, el que está enfadado es tu niño interior; tu parte infantil a día de hoy continúa sintiéndose dolida y no vista en sus necesidades emocionales de respeto, atención y aceptación.
Aun siendo adulto, es este niño dolido es el que reacciona de mala manera porque se reactiva su herida cada vez que su madre le vuelve a lastimar, es como si le volvieran a meter el dedo en la llaga una y otra vez.
3. ¿Qué puedo hacer para no sentirme tan enfadado?
De adulto puede que haya mucho resentimiento hacia tu madre, pero la única forma de liberarlo en gran medida es ocupándote tú en primera instancia de reconocer y satisfacer las necesidades de tu niño interior, que son exactamente las mismas que las del niño que un día fuiste.
Satisfacer estas necesidades por ti mismo significa renunciar a la expectativa irreal o anhelo infantil de que tu madre mágicamente, misteriosamente, vaya a cambiar su forma de proceder contigo, pensar esto último no te ayuda, tampoco te ayuda quedarte enganchado en juicios y reproches hacia ella.
No me malinterpretes, entiendo que te puedas sentir molesto, pero quedarte anclado ahí y regocijarte en lo «mala» que es tu madre no te ayuda; puedes hacerlo si quieres, por supuesto, pero esto no te va a llevar a la liberación de odio y resentimiento, si no que más bien lo acrecienta.
La solución pasa por renunciar a ese anhelo y centrarte en lo que tú si puedes hacer por tu paz interior, y elegir como deseas sentirte con respecto a ella, sin olvidar atender esa parte de ti que se siente vulnerable y que no se encuentra a salvo.
Porque ese niño está esperando la mirada de alguien (ese alguien puedes ser tú de adulto👨👦) que le haga sentir a salvo.
El niño herido necesita interiorizar que ahora está protegido del exterior. que cuenta con un gran apoyo por tu parte.
En este otro post encontrarás ejercicios par ponerte en contacto con el y empezar a cuidarle
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