Las subpersonalidades
George Gurdjieff, místico y escritor armenio, planteaba que la característica fundamental de la psique humana es su multiplicidad.
Sin el conocimiento de si mismo, sin comprender el funcionamiento y funciones de la máquina, el hombre no puede ser libre, no se puede gobernar a si mismo y siempre seguirá siendo un esclavo » Gurdjieff
Miles de yoes o partes fragmentadas habitan en nosotros a modo de personajes internos que a veces son dificilmente reconciliables entre si.
Cada uno de estos yoes o personajes cree ser un único YO que tiene potestad para gestionar a la mente en su totalidad, cuando la realidad es que estos yoes habitan junto con otros y cada uno de ellos pelea por hacerse con el poder y control absolutos.
Una sola persona, muchas caras
Algunos de los yoes más populares son:
- El yo critico, es el personaje que te censura de forma casi constante señalando tus errores por minimos o insignificantes que estos sean.
- El yo perfecccionista, es el personaje que te persigue como un perro insidioso recordandote que siempre puedes hacerlo mejor y que por tanto no te puedes permitir el lujo de parar y conformarte.
- El yo controlador, es el que quiere tener todo bajo control y se genera uan serie de expectativas de como deberían de ser las cosas.
- El yo complaciente, es el personaje que siempre quiere satisfaccer a los demás para conseguir su aprecio.
Estos son solo algunos ejemplos pero existen millones de personajes y todos pueden estar habitando en una sola persona. Otros ejemplos serían: el luchador, el fuerte, el mártir, el encantador… Muchos de ellos son tan diferentes que se contradicen entre si. Este panorama genera un gran caos interior del cual muchas veces no somos conscientes porque a nadie le gusta percibirse como fragmentado.
Estos personajes o caretas nos sirven para adaptarnos a los diferentes entornos de nuestro día a día; evidentemente no vas a tener la misma actitud con tu hijo de 6 años que con tu jefe, hasta aquí todo es comprensible, el problema viene cuando nos identificamos en exceso con determinados roles o rechazamos otros.
A veces puede suceder que nos identificamos mucho con un rol concreto. Identificarse en exceso con un rol determinado puede acartonar y limitar enormemente la vida de una persona porque en cualquier ambiente se moverá siempre con el mismo rol, es entonces cuando se dice que ese personaje ha cristalizado o adquirido mucha fuerza. Ese rol vuelve a la persona rígida, incapaz de moverse con soltura y espontaneidad en todas las situaciones o aspectos de su vida.
Imaginate al famoso de conducta intachable que siempre tiene que estar velando por la imagen que muestra a los demás, esta actitud desde luego es una verdadera esclavitud.
Además cuando nos polarizamos mucho en determinados roles, sus opuestos aguardan en la sombra para salir a la luz cuando menos te los esperas y de la forma más compulsiva y desequilibrada posible. Por ejemplo si una persona ahorra sin parar y jamás se permite un capricho, cuando baje la guardia aparecerá su yo gastador y desmedido para compensar.
Lo reconozcamos o no, en nuestro interior tenemos una gran comunidad de tiranos internos luchando sin cesar no un niuįpara hacerse con el poder.
¿Qué podemos hacer para unificar esos yoes?
1) Darnos cuenta de que somos una multiplicidad de yoes divididos y enfrentados
Para tomar consciencia de esto es importante comprender el motivo por el cual utilizamos estas subpersonalidades.
Estos yoes son adquiridos, es decir, se han ido aprendiendo a través de la educación y los condicionamientos sociales.
Cada uno de estos personajes desempeña un rol determinado que en un momento nos ayudó a adaptarnos a la demandas del entorno pero que con el tiempo se ha quedado fijado en nuestra forma habitual de proceder, por lo tanto, ninguno de estos yoes es verdadero si no que son una serie de caretas o máscaras que nos hemos ido creando a lo largo de nuestra vida para sobrevivir. En este sentido cumplen una función muy importante, el problema viene cuando empezamos a identificarnos en exceso con algunos de ellos creiendonos que en realidad somos ellos.
Cada uno de estos yoes o subpersonalidades poseen una cierta autonomía a la hora de pensar, sentir y actuar, y suelen aparecer de forma automática.
Todos estos personajes parlotean sin parar generando una gran cantidad de ruido mental y cada uno de ellos lucha por ser el protagonista y tomar el control absoluto de la psique.
Estos yoes dificultan enormemente el que puedas vislumbrar tu esencia o ser real pues hacen que tu atención esté permanentemente en el exterior, es decir en el mundo material más físico y tangible. Ellos no son capaces de entender nada más que sobrevivir en la realidad material.
Como estos roles son adquiridos y proceden del entorno, están estrechamente vinculados a conceptos morales como el bien y el mal. Por eso estos roles se polarizan en buenos y malos.
Por supuesto nos va a ser mucho mas fácil reconocer aquellos de nuestros roles que socialmente son mejor aceptados.
A mayor polarización, mayor grado de conflicto interior o contradicción interna.
Esta contradicción se resulve potenciando el observador imparcial que todos llevamos dentro.
2 )Potenciar el yo observador
El yo que observa es objetivo e imparcial.
El yo observador es el que puede empezar a poner orden en el cortijo.
Cuando alguien empieza a observar estas caretas desde la postura del observador empiezan a aparecer cambios.
Cuando el observador se da cuenta del caos empieza a ganar fuerza y a medida que va ganando más fuerza empieza a controlar a cierto número de subpersonalidades. Cuando la observación crece, el yo observador puede ir gestionando, bloqueando o unificando un número importante de yoes.
Para comenzar con esta labor hay que identificar los diferentes yoes que poseemos y en que situaciones y con que personas aparecen.
El yo observador nos permite observarlos sin juzgarlos y por lo tanto si no hay juicio, tampoco hay identificación.
3) Armonizar los opuestos
Hay roles que nos son mas fáciles de reconocer, algunos de ellos pueden incluso ser cercanos a nuestra esencia. Otros sin embargo pueden estar tan reprimidos que nos son absolutos desconocidos. Y lo peor es que muchos de estos roles pueden estar totalmente enfrentados.
Lo entenderás mejor con un ejemplo: una parte de ti quiere tener pareja para formar una familia, etc, y sin embargo otra quiere sentirse totalmente libre y sin responsabilidades… ¿quién ganará la batalla?….
El objetivo es poner a dialogar de forma armónica a todos estos yoes y llegar a un acuerdo donde todas las partes salgan en la medida de lo posible beneficiadas para que de esta forma funcionen desde el equilibrio y en pos de un objetivo común.
Cuando esto se consigue se produce un yo integrado.
Con el tiempo podremos lograr un yo unificado pero ojo, este yo unificado tampoco es nuestro ser verdadero, esencial o como quieras llamarle.
El trabajo para conectar con la esencia excede el objetivo de este post, pero intentaré hablar de ello más adelante.
Puedes dejarme tus comentarios al hilo del post.
En primer lugar tengo que agradecerle por sus articulos que nos hacen aprender y reflexionar y lo segundo es que este articulo esta super interesante, cuanto desearía que mi esposo se tomara su tiempo en leerlo pues lo identifico con varios yoes de los que usted habla y no se da cuenta que han ganado mucha fuerza en su personalidad. Mil gracias por sus publicaciones y que Dios la bendiga.
Hola Edelvis. Puedes invitar a tu marido a esta lectura 😉 Casi siempre nos es más fácil detectar estos personajes en los demás y esta facilidad nos puede servir de ejercicio inicial para aprender a identificar a estos personajes, la segunda parte sería ver en que medida nosotros también poseemos esos personajes u otros diferentes. Este es un trabajo que puede ser hasta divertido. Muchas gracias por comentar, un abrazo y bendiciones.
Hola, quiero saber si de alguna manera se pueden controlar los yoes, es factible escoger voluntariamente alguno..?
Espero me puedas orientar
Hola Sergio. Tomando consciencia de estos yoes o roles y el peso que cada uno de ellos tiene sobre tu vida, claro que se puede ejercer control o al menos cierto control sobre ellos, de forma que en ocasiones puedas utilizarlos a tu favor; pero realmente el trabajo más importante es no implicarte demasiado con ellos y diferenciar bien entre tu ser real y esos personajes o yoes que a veces utilizamos para adaptarnos o sobrevivir en la realidad cotidiana, no pasa nada porque a veces usemos estos roles siempre y cuando no nos los creamos demasiado. Un saludo.
Virginia, agradezco tu pronta respuesta, pero aún tengo dudas:
Puedo escoger ser un yo (Califa) durante todo el día o puedo neutralizar un yo (Depresivo) en beneficio de otro….?
Sergio
Santiago- Chile
Hola de nuevo Sergio,
Sí por supuesto, en tus manos está que tipo de personajes deseas neutralizar, potenciar o achicar, pero el trabajo esencial continua siendo no identificarse demasiado con ningún papel o rol sea este bueno o malo porque en realidad no dejan de ser personajes que por muy honorables que algunos parezcan nos alejan en muchas ocasiones del ser que realmente somos.
Saludos!
Gracias Virginia, tu respuesta me deja un poco más claro. Debo entender que somos la careta que queremos representar en alguna ocasión puntual, más podemos ser la que nos acomode a ciertas situaciones. Según tus palabras lo que «realmente» somos …..sería Un Observador (discreto, equilibrado, prudente), que debe lidiar con la suma de los yoes….?
Saludo afectuoso,
Sergio
Hola de nuevo Sergio.
Sí, es justo tal y como lo describes:
«Un Observador (discreto, equilibrado, prudente), que debe lidiar con la suma de los yoes»
El observador es lo único real, todo lo demás son papeles ficticios que proceden del ego para ajustarnos a nuestra realidad.
Un abrazo.
Ufff…..me has clarificado muchísimo. Te estoy inmensamente agradecido.
Saludos.
Mil gracias por esta nota, me ayuda a solucionar mi vida y aportar un poco de paz a mi mente.